AIFA, ¿acierto o error?

Abigail Arredondo Ramos *

Bien dicen que todo depende del cristal con que se mire. En algunos casos se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, dependiendo de la situación. Eso mismo pasa en la inauguración de Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Un aeropuerto que desde que fue anunciado causó mucha polémica y confrontación, porque tenía como punto de inicio la cancelación del megaproyecto del sexenio anterior en Texcoco. El aeropuerto que se pretendía construir no vio ni siquiera sus cimientos, cuando el actual presidente de la República decidió cancelarlo definitivamente y echar para atrás todos los contratos y concesiones otorgadas.

La decisión fue brutal para la economía, causó una contracción importante y también un desanimo en la confianza de los inversionistas.

Aunado a ello, se han tenido que pagar cientos de miles de millones de pesos por indemnizaciones e incumplimiento de contratos, sólo para darle viabilidad a un proyecto que fue anunciado y prometido desde la campaña presidencial.

El aeropuerto Felipe Ángeles ha tenido una historia muy controversial y su inauguración no es la excepción.

Para muchos, partidarios de Morena sobre todo, el aeropuerto representa un avance significativo. Es la gran obra o de las obras principales que entregará esta administración. Es un monumento al primer mundo, lo que México quiere demostrar a nivel internacional; pero, por otro lado, no debemos perder de vista que la finalidad principal de este proyecto fue disminuir la carga del actual aeropuerto Benito Juárez, lo que, por lo que se ve y varios expertos opinan, no se llevará a cabo en el corto plazo.

Si bien la infraestructura ya está conformada y el edificio puede funcionar en lo básico, la realidad es que los usuarios han manifestado una serie de inconvenientes tanto para trasladarse al aeropuerto como para hacer uso de las instalaciones. Eso nos da un mensaje de que la obra fue inaugurada con cierta premura y obviamente con la finalidad de influir en la revocación de mandato que se llevará a cabo el próximo 10 de abril. La urgencia responde a la necesidad de promocionar los logros de esta administración y por supuesto la figura presidencial.

En ese sentido, el aeropuerto tiene como primer inconveniente lo retirado de la ciudad principal, la Ciudad de México. Hay traslados que duran más de una hora sin tráfico, y cuyo monto asciende entre los $500 hasta los $1500 pesos, dependiendo del servicio del trasporte que se elija. Por otra parte, aunque el aeropuerto pretende ser internacional, aun no se han conseguido los permisos y licencias necesarios, sobre todo de los Estados Unidos, para que pueda prestar ese servicio de forma integral. Lo que actualmente se ofrece son 12 líneas, todas locales, a excepción de una que es del Gobierno Venezolano. Aunado a ello, las instalaciones no tienen servicios básicos todavía como restaurantes, farmacias o tiendas de conveniencia, en los cuales los usuarios puedan disponer de productos básicos para su estadía o traslado.

Sin duda, se trata de un proyecto muy ambicioso que a los ojos de los partidarios de esta administración será uno de los grandes logros de la cuarta transformación, sin embargo, desde un punto de vista más objetivo e imparcial, no se podrá resolver, o cuando menos saborear, el objetivo inicial: disminuir el tráfico y la afluencia de usuarios en el aeropuerto Benito Juárez.

No debemos perder de vista y dejar de subrayar este punto, porque más allá del “bombo y platillo” que se le quiera dar al AIFA y de si las instalaciones están o no a la altura del siglo XXI, lo que debe prevalecer, siempre, es el derecho a la movilidad de las personas.

Sólo el tiempo dirá si ésta fue la solución más adecuada o si en su defecto, debimos haber continuado con el aeropuerto de Texcoco.

* Presidenta del CDE del PRI Querétaro

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