El trabajo de ser madre
Hoy, como todos los años, festejaremos el Día de las Madres.
Para comprender mejor el significado de esta fecha, es interesante remontarnos a sus orígenes a finales del siglo XIX, en el Estado de Virginia de la Unión Americana. La activista Ann Jarvis realizó varias convocatorias para reunir a mujeres-madres de la zona para discutir temas de actualidad y proponer soluciones en protección de sus familias. Después de toda una vida de emprender esa labor y en su memoria, su hija del mismo nombre organizó un día especial para recordarla: el 10 de mayo: Día de la Madre.
Es destacable que esta celebración, como toda conmemoración a favor de las mujeres, nació de un movimiento social; un movimiento por “abrir brecha” y emprender acciones a favor de la comunidad. Y es que eso nos distingue como madres: la entrega y pasión que imprimimos en el cuidado y protección de nuestra familia. Siempre buscamos su bienestar, darles respaldo, cobijo y apoyo, cueste lo que cueste.
Porque ser madre no es cuestión de un día, es labor de toda la vida. Ese compromiso se robustece en un entorno adverso en que muchas de nuestras madres, jóvenes y adultas, se desenvuelven día a día; un entorno donde todavía persiste la misoginia y la desigualdad, donde estar embarazada es un motivo para ser despedida y no tener oportunidades de crecimiento.
¿Cuántas mujeres preparadas, trabajadoras y comprometidas ven truncadas sus aspiraciones porque decidieron abrazar la noble decisión de procrear?
Asimismo, está el desequilibrio en las funciones del hogar, donde muchas mujeres tienen que desempeñar labores domésticas a la par de trabajar, o de aquellas jefas de familia que no reciben remuneración alguna por sus labores en casa.
Por esas mujeres, es que se impulsó la propuesta del “Salario Rosa” que tenía por objeto reconocer el arduo trabajo de todas esas madres amas de casa que, día a día, ponen sus capacidades y habilidades al servicio de sus seres queridos.
Propuesta que, cabe decirlo, ha sido exitosa en otras entidades del país, como el Estado de México.
Lamentablemente las autoridades siguen sin voltear a ver este sector, que además de realizar un trabajo sustancial en el hogar, que no es remunerado económicamente, en muchas ocasiones sus funciones no son reconocidas.
Otro de los grandes pendientes es la violencia económica, misma que sufren cientos de madres solteras que tienen que lidiar con engorrosas y difíciles tramas burocráticas para obtener un apoyo económico de los padres de sus hijos.
Por todo esto, es que más allá de los regalos, felicitaciones, arreglos florales, comidas especiales, mariachis y demás manifestaciones de cariño, es importante que a nuestras madres les demos ¡las gracias! Gracias por su entrega, esfuerzo y perseverancia, por su entereza y fortaleza. Demostremos que nuestro compromiso con ellas está en mejorar nuestro entorno para erradicar la brecha de desigualdad. Hagámoslo por ellas, hagámoslo porque se lo merecen.
Abigail Arredondo Ramos
Presidenta del CDE del PRI Querétaro