La violencia hacia la mujer, una realidad

¿Qué hacemos las mujeres? Todo. Concebir hijos(as), educar a la familia, trabajar, administrar, atender temas diversos. ¿Qué recibimos a cambio? Violencia económica, emocional, física y sexual.

Por ley, las mujeres tenemos derecho a vivir sin violencia, pero el maltrato a la mujer es real. Lo podemos y debemos evitar. Si la mujer, emocionalmente, está bien, lo proyectará en su hogar y en la sociedad; por el contrario, el maltrato físico o psicológico destruye.

Con marchas y mítines, las mujeres, en diferentes circunstancias y momentos, han levantado la voz para exigir derechos, como el voto y ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Heredamos cadenas culturales, de nuestras abuelas y de nuestra madre, que limitan las intenciones de crecimiento en cualquier ámbito.

Aunque ha habido avance en cuanto a la igualdad, equidad y paridad de género; destaca, en la función pública, la presencia más de hombres que de mujeres.

Podemos decir que la lucha no ha sido en vano, a lo largo de la historia, la participación de las mujeres se ha incrementado; hoy en día las mujeres trabajamos, estudiamos cualquier profesión, participamos en política, en cultura, en economía y deporte; para muchas mujeres se han abierto posibilidades de desarrollo personal y social.

En México, las mujeres, gracias a su talento, valentía, lucha o entrega, han cambiado el rumbo del país. En la actualidad las mujeres son senadoras, magistradas, diputadas, gobernadoras, presidentas municipales y regidoras, luego de una lucha social y política de varios años. Esto implica un gran compromiso, demostrar que la lucha ha valido la pena, que sabemos trabajar responsablemente.

Aún se da un trato diferente a la mujer, se le ha marginado en la creencia de que el hombre es mejor o superior. No se trata de una lucha de poderes, más bien, de crear conciencia acerca de la igualdad. En pleno siglo XXI, no podemos ignorar el desempeño de la mujer en todos los aspectos, ni permitir la humillación o maltrato; mucho menos obedecer a ciegas el mandato del hombre. Este pensamiento retrógrada limita el desarrollo social, las mujeres no somos feministas, deseamos igualdad, un trato justo y humano.

Las mujeres más importantes son las que se levantan a trabajar, a educar a sus hijos, a llevarlos a la escuela, a lavarlos, a prepararles la comida; las que luchan por su bienestar, sin importar las condiciones en que viven. Las que sin la presencia de la pareja gobiernan su casa, las que salen a estudiar, las que están presentes en la vida social, económica, cultural y política de nuestro pueblo.

Los hombres deben reflexionar acerca del papel de la mujer en la sociedad, para que reconozcan su esfuerzo y compromiso; colaborar en las tareas del hogar, tomar, en pareja, acuerdos que integren hogares, donde los hijos se desarrollen y sean felices.

Las mujeres somos dignas de admiración, comprensión y respeto. Una mujer es tan importante que, si no existiera, el mundo se detendría.

Celia Durán Terrazas


Publicación de divulgación, correspondiente al cuarto trimestre del ejercicio fiscal 2019.

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